17.9.09

TDT killed the video star



En el principio fue el video vhs, un aparato rectangular, caro (muy caro por aquel entonces), en el que se introducían las cintas también rectangulares, contundentes, que se daban a valorar más que los actuales soportes digitales. En particular yo las apreciaba por dos motivos: uno, porque por aquel entonces aún había programas musicales que merecían la pena (algo digno de ser grabado) y podía verlos una y otra vez; dos, porque eran mi creación, yo hacía los montajes parando en el exacto minuto en el que acababa el videoclip o programa y dándole al rec justo en el momento en que comenzaba el siguiente video.

Casi 10 años después (creo recordar) llegó el DVD, con una rectangularidad mucho más disimulada, pequeño y gris. Por esa época ya había poco de interés musical en la pequeña pantalla y el hecho de que acumulara una estantería llena de CD´s (muchos fuera de sus cajas, huérfanos y desclasificados) no me animaba nada a seguir incrementando el desorden. La ventaja más destacable, eso sí, es que se podían ver en él las fotos digitales y así darle el coñazo a la familia con el último viajecito de marras.

Juntos convivieron durante más de un lustro. El vhs cada vez tragaba menos cintas, y el DVD cada vez trabajaba más...

Hasta que un bueno día hizo aparición el descodificador de la TDT, aún más pequeño que el DVD, negro, con una luz de encendido cegadora, prepotente. Como ya se sabe, dos son compañía y tres son multitud, así que hubo que jubilar a uno de ellos y, claro está, fue el video. Casi se me cae un lagrimón al ver cómo salía de casa aquel entretenedor casero.

Días después nos dejó el inventor de los videos musicales con guión, y aquello terminó por confirmar el fin de una etapa audiovisual.