Según publica "Time" (http://www.time.com/), Sarah Palin quiso censurar varios libros de la Biblioteca Pública de Wasilla, ciudad de la que fue alcaldesa entre 1992 y 1996.
Uno de esos libros era el "Decamerón" de Bocaccio, publicado nada más y nada menos que en el siglo XIV. Que una política se dedique a evitar que la gente lea libros publicados hace 6 siglos es frustrante y acojonante a partes iguales.
Supongo que a la candidata a vicepresidenta le resultan de mejor gusto que el Decamerón los concursos de belleza. Como ese que ganó en 1984 y que le dio el título de "Miss Wasilla".
Pues bien, ojalá se hubiera quedado haciendo portadas de Vogue, o quién sabe si su carrera hubiera evolucionado llegando a ocupar la primera plana de Interview. Así hubiera aportado algo al mundo (quizás sólo al de los pajilleros, pero menos es nada) y nos hubiera librado de semejantes pajas mentales y de intentar decretar qué se puede leer y qué no.